Vida

Conoce más sobre la Vida de nuestra querida santita Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz

Una vida corriente, Ordinaria
Mons. Guy Gaucher, obispo auxiliar de Bayeux y Lisieux
 
La santidad de Santa Teresita no se basa en fenómenos extraordinarios. 
Se basa en «hacer de manera extraordinaria las cosas más ordinarias y corrientes».
Cuesta entender que la vida de Teresa Martin fuera completamente corriente porque para nosotros, Teresa Martin es hoy Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, conocida en el mundo entero, Patrona universal de las Misiones, Patrona de Francia junto a Santa Juana de Arco, Doctora de la Iglesia, etc. Pero olvidamos que pasó inadvertida para su familia, para su entorno, para el Carmelo e incluso para su padre espiritual, para su obispo,… Ciertamente que en Lisieux se comentó que había tenido la audacia de hablar al Papa León XIII en una audiencia en Roma (un periódico nacional se hizo eco de la noticia). También se comentó que había entrado en el Carmelo a los quince años y tres meses. Pero, cuando murió desconocida en un pequeño Carmelo de Provincias, no había más de treinta personas en su entierro en el cementerio de Lisieux. Sin embargo, a su canonización en S. Pedro de Roma asistirán más de 500.000 el 17 de mayo de 1925.
 
¿Entonces ?… Sí, una vida muy ordinaria y muy escondida.
 
Alençon (1873-1877)
 
Una familia cristiana en Alençon, El padre, Luis Martin, relojero-joyero, la madre, Celia Guerin, encajera.
 
Han tenido nueve hijos de los cuales cuatro han muerto a temprana edad. Quedan cuatro hijas y he aquí que, a los cuarenta años, la madre está encinta.
 
Teresa nace el 2 de enero de 1873. Niña alegre, vivaracha, permanece un año con Rosita Taillé, su nodriza, en Semallé (su madre no puede darle el pecho). Su vida es dichosa, llena del amor de sus padres y hermanas. La pequeña y última hija recibe de toda la familia una fe profunda, viva, generosa y llena de caridad.
 
Todo va bien hasta que surge el drama: la madre, Celia Guerin, muere de un cáncer de pecho. Teresa tiene cuatro años y medio.
 
El golpe es muy fuerte para la pequeña que escoge a su hermana Paulina como su segunda madre, pero la herida es profunda y tardará diez años en cicatrizar.
 
Lisieux (1877-1888)
Con cinco hijas que educar, el Sr. Martin cede a los ruegos insistentes de su cuñado, Isidoro Guerin, farmacéutico en Lisieux. Toda la familia Martin se instala en Los Buissonnets. Teresa encuentra allí una ambiente cálido, pero los cinco años que va al colegio de la abadía de las Benedictinas, serán para ella «los cinco años más tristes de su vida». Buena alumna pero tímida y escrupulosa, sufre con los contratiempos de la vida escolar…
 
La entrada de Paulina en el Carmelo de Lisieux vuelve a abrir la herida. A los diez años, Teresa cae gravemente enferma: síntomas alarmantes de una regresión infantil, alucinaciones, anorexia. La medicina no puede hacer nada. Los familiares y el Carmelo rezan. El 13 de mayo de 1883, una imagen de la Virgen María sonríe a Teresa que es curada súbitamente.
 
Al año siguiente, el 8 de junio, su primera Comunión es para ella una « fusión » de amor. Jesús se entrega al fin a ella y ella se entrega a Èl. Piensa ya en ser carmelita. La entrada en el Carmelo de su tercera madre, su hermana María, la desestabiliza. Sufre una grave crisis de escrúpulos obsesivos, está hipersensible y « llora en exceso ». Desea morir y ser liberada. Al volver de la misa del Gallo el año 1886, la gracia toca su corazón. Es una verdadera conversión que la transforma en una mujer fuerte. El Niño del pesebre, el Verbo de Dios le ha comunicado su fuerza en la Eucaristía.
 
Está decidida a luchar para entrar en el Carmelo, para salvar todos los obstáculos : su padre, su tío, el superior del Carmelo, el obispo, el Papa León XII, pues la gracia le ha abierto el corazón y quiere salvar a los pecadores con Jesús que, en la Cruz, tuvo sed de almas. Teresa, a los catorce años y medio, decide permanecer siempre al pie de la Cruz para recoger la sangre divina y dársela a las almas« . Tal es su vocación de »amar a Jesús y hacerlo amar".
 
En 1887, al oír hablar de un asesino que ha dado muerte a tres mujeres en París, reza y se sacrifica por él queriendo, a todo precio, arracarlo del infierno. Henri Pranzini es juzgado y condenado a morir guillotinado pero, en el momento de morir, besa el crucifijo. Teresa llora de alegría : su oración ha sido escuchada. Lo llama su primer hijo.
 
En su peregrinación a Italia Teresa se da cuenta de que, a pesar de lo « sublime de su vocación », los sacerdotes tienen pequeñas debilidades. Piensa que hace falta rezar mucho por ellos, porque son hombres « debiles y frágiles ». Teresa comprende que su vocación no consistirá sólo en orar por la conversión de los grandes pecadores, sino también en rezar por los sacerdotes. En el curso de esta peregrinación pide al Papa poder entrar en el Carmelo a los quince años. Respuesta evasiva, « un fiasco », pero el 9 de abril de 1888, Teresa deja para siempre a su padre, a sus hermanas, a su familia, los Buissonnets, a su perro Tom…
 
En el Carmelo (1888-1897), un camino de soledad
 
Se siente feliz al estar para siempre en el Carmelo, «prisionera» con Él… y con 24 hermanas. La vida comuntaria, el frío, la oración, a menudo en sequedad, la soledad afectiva (aunque esté con sus dos hermanas mayores), todo lo soporta con ilusión. Su más grande sufrimiento será la enfermedad de su amado padre, internado en El Buen Salvador de Caen, hospital para enfermos mentales. Nuevo drama familiar para Teresa que profundiza en la oración con « el Siervo doliente » de Isaías, 53, en la Pasión de Jesús. Pero el clima espiritual de su Carmelo, marcado por el temor a un Dios a quienes se ve, sobre todo, como un Dios justo, le pesa. Aspira al amor cuando lee la « Llama de amor viva » de S. Juan de la Cruz. En 1891 — tiene 18 años - un sacerdote la lanza « sobre las olas de la confianza y del amor » sobre las cuales no se atrevía a avanzar, retenida en este camino audaz incluso por su hermana Paulina, la Madre Inés de Jesús que será elegida priora el 1893.
 
Su padre, que había regresado con su familia desde el Buen Salvador de Caen, muere en 1894: Celina, que le había cuidado, entra en el Carmelo.
 
En esta época es cuando la joven hermana Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz (tal es su verdadero nombre, resumen de su vocación) descubre, después de años de búsqueda, el camino que va a transformar su vida. Teresa recibe la gracia de profundizar en la Paternidad de Dios que nos es otra coas que Misericordia y Amor (expresadas en su Hijo Jesús, hecho hombre. La vida cristiana no es otra cosa que la vida de un hijo del Padre - hijo en el Hijo - inagurada en el bautismo y vivida en una confianza absoluta. «Si no volvéis a ser como niños no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18, 3). Por suerte, M. Inés de Jesús le ordena escribir sus recuerdos de infancia. Teresa obedece y escribe 86 páginas en un cuadernito.
 
En su tiempo, algunas almas escogidas se ofrecían como víctimas a la Justicia divina. La «debil e imperfecta Teresa» se ofrece al Amor Misericordioso el día 9 de junio, en la misa de la Santísima Trinidad.
 
Este don total «la renueva», quema todo pecado en ella. En septiembre de 1896, Teresa experimenta que su hermosa vocación (« carmelita, esposa y madre ») no le basta. En sus oraciones siente grandes deseos de ser sacerdote, diácono, profeta, doctor, misionero, mártir… Pero pronto encuentra su vocación al leer un pasaje de S. Pablo sobre la caridad (I Cor, 13). Todo queda claro para ella y puede escribir « ¡ Oh, Jesús, amor mío, he encontrado al fin mi vocación ! ¡Mi vocación es el Amor !… Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia y ese puesto, Dios mío, eres Tú quien me lo ha dado. En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor. Así lo seré todo ¡¡¡ Así mi sueño se verá realizado !!! (Manuscrito B, 3 v). Cada vez más atormentada por la inquietud de que los pecadores no conozcan este amor misericordioso de Dios, en Pascua de 1896, entra en una noche oscura en la que su fe y su esperanza combaten. Mientras tanto, una tuberculosis mina su salud y la debilita. Teresa emplea sus últimas fuerzas en enseña »su camino de infancia espiritual" a las cinco novicias que tiene a su cargo y a sus hermanos espirituales, sacerdotes y misioneros en Africa y China.
 
Viviendo esta compasión en unión con Cristo en Getsemaní y en su Cruz, agotada por las hemoptisis, guarda su sonrisa y su exquisita caridad para animar la moral de sus hermanas, consternadas al verla morir llena de atroces sufrimientos. Por obediencia continúa, hasta el agotamiento, la redacción de sus recuerdos en los cuales, con una verdad transparente, « canta las misericordias del Señor » en su corta vida. Pidiendo « hacer el bien en la tierra después de su muerte, hasta el fin del mundo », profetizando humildemente que su misión póstuma sería enseñar su caminito a las almas y « pasar su cielo haciendo el bien en la tierra », muere el 30 de septiembre 1897.
 
Un año después de su muerte se publica un libro a partir de sus escritos : Historia de una Alma, que va a conquistar al mundo y dará a conocer a esta joven religiosa que había amado a Jesús« hasta morir de amor ». Una vida escondida iba a iluminar el mundo. Y esto dura ya más de cien años…